En salita de cinco, un caramelo
produjo la discordia. Catalina
le gritó pelotudo, y de la espina
no pudo menos que tirarle el pelo.
La seño, pedagógica y paciente,
la retó: te limpiás con lavandina
pendeja, y obediente, la que hoy mina,
tomó el cepillo y se lavó los dientes.
Cuánto le ardió, no sé; al escribir esto
a probar por probar no estoy dispuesto.
Me contaron que el trauma fue un aborto,
que se quiere vengar. Que en sus visitas
por los baños ajenos se desquita
pasándose el cepillo
produjo la discordia. Catalina
le gritó pelotudo, y de la espina
no pudo menos que tirarle el pelo.
La seño, pedagógica y paciente,
la retó: te limpiás con lavandina
pendeja, y obediente, la que hoy mina,
tomó el cepillo y se lavó los dientes.
Cuánto le ardió, no sé; al escribir esto
a probar por probar no estoy dispuesto.
Me contaron que el trauma fue un aborto,
que se quiere vengar. Que en sus visitas
por los baños ajenos se desquita
pasándose el cepillo
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