De estirpe carbonífera,
las blatta
se amparan en
cosenos; oxidado,
un par de chapas quiere ser tejado
al abrigo del pelo de una rata:
vive en un mundo tal, la
suricata,
que transcurre del nuestro separado.
No sabe que está viva, no le es dado
que es tan fácil morir que el tiempo mata.
Yo en cambio sufro mi consciencia rasa.
Mi pesadilla es una caja fuerte,
la soledad oscura de una plaza,
un farol amarillo, que es la muerte,
el tiempo que insalvablemente pasa.
Mi alivio es la certeza de quererte.
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