Rito del superhéroe

Han dado en nominarme ruiseñor,
benditos cuetes que estalló el olvido.
Superheroico, ignoto pajarraco,
que ni calló la boca ni está herido.

Esa paloma que pasa
¿de dónde coño vendrá?
Si viene de aquí o de allá
me soba la calabaza.

Sucio de andrajos cenozoicos flaco,
gorjear kakuy, plumaje florecido.
Zodiaco, hocico, paja de cantor,
trinos de trinos ininterrumpidos.

Fulgor el de nuestra raza
que mancha la tierra en tintas,
serán quizá muy distintas,
¿pero qué mierda te pasa?

¿Qué es el olvido más que una palabra?
¿Qué es la palabra más que un instrumento?
¿Qué es nuestra vida más que este momento?
¿Qué aspecto de la gaviota
más que sus frágiles alas
confiere a su vuelo gala?

Es mi terminal derrota
verte la cara de idiota
en pos de contestar tal metafórica
pregunta insustancial, trivial, retórica.

Hoy, que me vino a reclamar la luna,
ese broche del oro de los grillos,
mi capa va volando entre los hombres,
espléndida y oscura como un mito.

Filo de alondras.
Luces del tren se acercan en la noche.
Puro hueso infantil,
costal de merca
preso en canil de tallas hiperbóreas.
Callás, cantando siempre la victoria.
Callás, alfil, tu gloria alcoholizada
como una almohada añil o colorada.

Alba en bandada,
pétrea, roída,
aurora iluminada,
enceguecida.
Prepucio, pico radiorreceptor,
¡me ha nominado ruiseñor la vida!