Trémulo


El dolor que me come no se cura con nada:
agujereé una planta con las uñas de acero.
Ya no hay las siestas ácidas de chuparnos el dedo,
no hay las luces violetas de neón y naranja.

Dormís pero no sale ni el sol por tus pestañas.
Tus ojos no devuelven como antes los reflejos
y tu boca pronuncia solamente silencios.
El tiempo es un vacío llenándonos la panza.

Te empapan el abrigo las olas congeladas.
Volteás para encontrarme y estás desamparada,
mirás la tierra firme pero es el mar abierto.

Busco a tientas tus dedos solos en el desierto
y estrechando con fuerza tus dígitos inertes
sigo anhelando en vano que vuelvan de la muerte.

Para respirar

Viste en ruinas la casa de tu infancia
y el pálido reflejo de otros tiempos
devolvió el tronco del naranjo seco
como el sabor de unas naranjas ácidas.

Si el pasado es real, aquellas rejas
un día no estuvieron oxidadas,
no fueron amarillas estas páginas
y se albergaron en tus brazos fuerzas.

Si, al contrario, el pasado es ilusorio
y el esplendor de antaño es el fantasma
de algo que nunca sucedió realmente,

en las rejas no hay nada más que el óxido,
nada más que amarillo hay en las páginas,
en tus brazos no hay nada más que muerte.


Luz

Fugaz destello que iluminó el baño.
Estábamos los dos frente al espejo.
Nos vio la luz: ahora éramos viejos.
Teníamos no menos de cien años.

Vi arrugadas tus manos, tus siënes
llenas de pelos blancos, el dibujo
de tus cuencas, todo se reprodujo,
el reflejo se amplificó mil veces.

Pasó el fulgor. Entonces renacimos.
Nos miramos y no dijiste nada,
seguíamos lavándonos los dientes.

El resplandor de aquella luz que fuimos
resplandecía ahora en la mirada
y no había otro tiempo que el presente.

Desorden en la cabeza


-A-


Estás enfermo, exposición a rayos,
vas a morirte, exposición a rayos,
dentro de poco, exposición a rayos,
te va a comer la exposición a rayos.

Nadie menciona, exposición a rayos,
será tabú tu exposicion a rayos,
pero se sabe, exposición a rayos,
que te morís, exposición a rayos.

Es para siempre, exposición a rayos,
esta agonía, exposición a rayos,
de callarse la exposición a rayos,

de no decir la exposición a rayos,
de que ojalá la exposición a rayos,
termine pronto.



-B-


Cualquiera piensa que una fiera inmensa
que conoció y nació en tu propio abdomen
vendrá a hablarnos de lunas y de soles,
de eolos que machucan los gladiolos.

Si, roquero petiso, tu vaquero,
tu campera de cuero, tu guitarra,
suenan como cigarras veraniegas
que despliegan todo tu chocolate,

desvirgá nuestras tres conchas macabras,
tatuate estas palabras por acá:
"aquí yace el lector de este epitafio,

aquí yace el que busca algún sentido,
significado atrás de los sonidos,
alguna cosa más que sinsentido".



-C-



Agarrá el cielo.
Del cielo agarrá un pibe.
El pibe estaba muerto.

Del pibe agarrá el sueño.
Del sueño agarrá el sitio.
El sitio era tu cama.

Del sitio agarrá el dueño.
Del dueño agarrá el nombre.
El nombre era tu nombre.

Del dueño agarrá el miedo.

El miedo es lo remoto,
es un hombre sin rostro.

El miedo es ese témpano
que nadie pisó nunca.

El miedo es una mano
que deformó el incendio.

El miedo es peste negra
convalecencia y vómitos.

El miedo es las dos lunas
tenebrosas de Marte.

Miedo a lo oscuro.
Miedo a las penumbras.
Miedo a una forma oscura entre lo oscuro.
Miedo a bajar una escalera sola.

Miedo, humo negro haciéndose volutas,
miedo, volutas conformando garras,
miedo, garras de gallo, de felino,
miedo, dientes filosos de conejo.

Del pibe agarrá la edad.
Tendría diez, doce años.
Del dueño agarrá el mirarlo.
Al verlo te deja helado.

Hielo que te recorre
la espina como un rayo.

¿Quién es el desgraciado
que ronca en tu colchón?
¿Es tu imaginación?
¿Cómo mierda habrá entrado?

¿Habrá que despertarlo
o convendrá esperar?
Poné agua a calentar
para hacerte unos mates.

Tus piernas van flaqueando
como susurros.