Lulabís

Canción de cuna para el mono epi


El cero. La unidad. El cero el cero.
El cero el uno. El uno con el cero.
El uno uno. El cero cero cero.
Cero cero unidad. Cero uno cero.
Cero uno uno. Uno cero cero.
Uno cero unidad. Uno uno cero.
Unidad unidad unidad. Cero.


Una canción para el Nenuco


Semblante helado del Nenuco vino
a sepultar tus lenguas de ternera:
eras la fruta de la primavera
y el plazo azul del cielo azul marino.

Canta, canta, Nenuco, canta con compasión
aunque cantar a veces no tenga ton ni son.

La loba se aparece en el camino,
y el áspid ronda tus enredaderas.
Un león erguido, alzándose, lidera
la procesión de los continuos.

Canta, canta, Nenuco, tu canto de papel,
labradas en las páginas letras de cascabel.

Rojo pasión, apasionados surcos:
canta, canta, Nenuco, si te es dado
que es posible y gratuito.
Canta lo que descubras y lo que ya esté escrito.

Canta, canta, Nenuco, la canción del ahogado
cuyo pecho ha oprimido la carga del pasado.

Nenuco, canta, ornamental osario,
que eres oreja y ojo, y oricalco y océano
y el ocaso y la orilla y eres el horizonte
y el oriente y olimpos y el óxido del oro.

Canta, canta, Nenuco, la canción del que espera
que el invierno se vaya tras de la primavera.

Nenuco, canta, orquesta de tu opresor osado
que eres olvido y ocre y ópalo y obsidiana
y eres ónice y eres el orín de los órganos
y el hospital oscuro de oníricas olivas.

Canta, canta, Nenuco: eres el otro.


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