45-46

xlvi


Relajá un rato el fulminado cuerpo,
sacate la careta de campeón,
mirá el retrato fiel de lo que sos
en el cristal pulido del espejo.

Desinflá el tórax, exhalá el aliento,
soltá los hombros, sentí el corazón
bombeando y respondeme quién sos vos
franqueando el rapto de los pensamientos.

La vida llega en un flujo de imágenes
que el vórtice del desagüe succiona,
y espectador de sus evanescencias

te das a la ilusión de eternidad.
¿Cuál es tu rostro tras esa impostura?
¿Su renuncia, qué consuelo nos deja?


xlv


Tritón del mar y vendaval del agua,
brigada olímpica de la marina
domando un hipocampo, que se ensilla
con un azote mítico de ráfagas.

Esta es la hidrografía de la nada:
teatro inútil de idénticos días,
la concha rústica de la rutina,
vida de caracol, las horas vanas.

Me recuerdo del sol cuando se esconde
atrás de rectilíneos horizontes,
destino atemporal de los enanos.

Un ejército de cartagineses
montados sobre tortugas celestes:
sigue cayendo el Imperio Romano.


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