Aparentando que organiza un juego
en la celebración del cumplañitos,
así el Payaso al toque reconoce
al que hace trampa en el gallito ciego,
al que mojando en coca los chizitos
del burro el rabo ofende y lo descose.
Buchonea al tutor, al encargado
o incluso al padre del que pide tres,
que arriba del añil jacarandá,
o en una áspera higuera encaramado
se encuentra el pibe. -Che, si te caés
-lo irritan- ¿qué le digo a tu mamá?
La piñata el bribón monopoliza
y entona que los cumplas paratrás.
Cual Héctor amenaza al rey micénico,
queriendo, el cumpleañero, una paliza,
teatral exclama: -Me las pagarás,
haré tu lengua mi papel higiénico.
Así, en el útero del hospital
inhóspito, ellos juegan a las cuentas.
Según solemne lo pidió un doctor
que secciona la pulpa cerebral
multiplican sesenta por sesenta.
Nadie sabe que hay otro observador,
un nene que en secreto el hecho espía
con la cara de un ángel espectral
sacado de una foto de Treblinka,
sintiendo en propia carne la agonía
del tormento macabro y medieval
del quirúrgico filo de los incas.
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