Hecatonquiralidad

Cuando uno pone una hoja escrita frente a un espejo, la reflexión muestra las letras invertidas horizontalmente pero no verticalmente. ¿Por qué?

Porque uno tiende a girar la hoja sobre su eje vertical (como una calesita) para enfrentarla al espejo. Si uno la girase sobre su eje horizontal (como una rueda) quedarían invertidas verticalmente. En ambos casos el que da vuelta las letras respecto de sus ojos es uno. El espejo las refleja tal como están (aunque cambia la quiralidad). Si la hoja fuera transparente y uno la reflejara sin darla vuelta, el texto en el espejo se leería perfectamente.

Mi pregunta de siempre es por qué el espejo da vuelta las cosas horizontalmente pero no verticalmente, es decir: por qué transforma el ojo izquierdo en el ojo derecho, pero en cambio no transforma la cabeza en los pies. (Un poco mal formulado, pero espero que se entienda).

Lo que ocurre en realidad (álgebra linealmente) es que si uno escribe las coordenadas del espacio en la "base del espejo" (dos vectores para generar el plano del espejo y un vector perpendicular), al reflejar un vector cualquiera, las dos coordenadas en el plano del espejo quedan tal cual y la otra se invierte (se hace negativa).

Entonces, por ejemplo, si uno se mira al espejo de frente, lo que el espejo realmente invierte son las coordenadas perpendiculares al espejo (digamos norte/sur). Si tu espalda estaba al norte y tu nariz al sur, en el espejo la nariz queda al norte y la espalda al sur. Los otros dos pares de coordenadas (este/oeste y arriba/abajo) no cambian. La cabeza, que estaba más arriba que los pies, va a seguir estando arriba, y los pies abajo. Si la mano derecha estaba al oeste (respecto de la mano izquierda), en el espejo va a seguir estando al oeste.

En cambio, si uno apoya un espejo en el plano del piso, si la espalda estaba al norte y la nariz al sur, en el reflejo van a seguir estando así. La mano derecha va a seguir estando más al oeste que la mano izquierda. Lo que va a cambiar es que la cabeza, que antes estaba más arriba que los pies, va a pasar a estar más abajo.

Por compleción, faltaría decir que si el espejo se ubica en el plano "norte-sur-arriba-abajo", es decir, si uno se mira al espejo de costado, la cabeza va a seguir estando arriba (respecto de los pies) y la nariz va a seguir estando al sur (respecto de la espalda), pero en cambio la mano derecha va a estar más al este que la mano izquierda.

Dado que en todas las maneras posibles de orientar el espejo hay dos coordenadas que quedan igual y una que cambia, lo que en definitiva cambia es la "paridad" del sistema. (O sea que, en todos los casos, la mano derecha de tu reflejo va a ser tu mano izquierda).

Volviendo a la pregunta: "¿por qué el espejo transforma el ojo izquierdo en el ojo derecho, pero en cambio no transforma la cabeza en los pies?", la respuesta es que la pregunta está mal formulada, porque el espejo, en el caso más común que es mirarse de frente, no cambia la posición relativa de los ojos. En la imagen especular, la cabeza sigue estando más arriba que los pies, y el ojo derecho sigue estando más al oeste que el ojo izquierdo.

Lo que sí cambia, siempre, es la "paridad" o "quiralidad". La confusión surge de que uno expresa esto diciendo que el espejo cambia izquierda y derecha. Esto debe ser porque, de las palabras que tenemos para designar direcciones (arriba, oeste, sur, derecha), la pareja izquierda/derecha es la única relativa a la orientación. Pensándolo, "atrás" y "adelante" también son relativas. Supongo que si viviéramos en el espacio, flotando ingrávidos, sería natural que tuviéramos dos palabras "urriba" y "ubajo" que significaran "hacia el lado de mi cabeza" vs. "hacia el lado de mis pies", dependiendo de la orientación.

La conclusión, creo, es que, cuando uno dice que el espejo cambia "izquierda por derecha", puede prestarse a confusiones, porque realmente no quiere decir que el espejo cambie "este por oeste", sino que cambia la paridad o quiralidad.

Juístete de mi vida

Diez fragmentos que no termino de entender si son distintos o uno solo.

-I-
Subiendo los peldaños
delineados apenas en la piedra,
esa mañana ya se había ido.
El amor, ilusorio,
ese ever-changing cirrostratus,
fue disipándose.

-II-
Las diez y salgo. El hombre de la puerta.
Me está esperando el hombre de la puerta.
Cambia de nombre pero es siempre el mismo.
Cambia el sombrero pero nunca duerme.
No es que me obstruya el paso.
Desde siempre me espera en cada puerta.
Salgo y lo trato de evitar.
Me mira fijo pero no saluda.
No me habla nunca. Pero me imagino
sus reprimendas, sus inquisiciones.
Pesa la bolsa. Inútil intentarlo.
Siempre qué tarde.
Siempre todo mal.
Siempre el veneno amargo que me trago.

-III-
Célula enferma.
Tumor maligno late en una teta.
La muerte lenta viaja por las venas.

-IV-
Persistió Helios, radiante, en la retina.
La faz precolombina, amenazante.
Lengua voraz, flameante
de labrado Tonatiuh.
Disco abierto de luz encandilante,
monóculo del cielo,
cíclope inamovible en fondo móvil,
me azotaba la nuca
y en abanico desplegaba ciento,
destelleante, hecatónquiro,
manecillas de Ra,
que calmo surca en barca otro crepúsculo.

-V-
Si vos me dieras
funciones computables cualesquiera
que mis códigofuentes arruinasen,
yo te daría
(y de tal existencia hay garantía)
este programa
que una vez arruinado hace lo mismo.
Que lo querés cagar pero te caga.

-VI-
Pensá si cada gota que cayera
tuviera copias de la nube entera.
Si cada estrella que brilló en el cielo
guardara en su interior toda la noche.
Si cada añico que barrió la escoba
hubiera conservado parcialmente
la esencia ya incompleta de la copa.

-VII-
El cielo no es azul, el cielo es cielo.
Y "azul" es sólo una categoría,
apenas delineada.
Una ilusión forjada por el hombre
(y, claro, la mujer,
pedazo de sexista,
¿acaso no graspeás la diferencia
entre género y sexo, maricón?).

Te carcajeás de mi tautología
(digo que el nombre es una convención)
y el Crátilo agotó esa discusión.

Jugando al formalismo de vez en cuando pierdo.
Me enredo en vanidades de rimas y de métricas,
o me encierro en lenguajes esclavos del contexto.
Será que ya estoy viejo, que ya no soy el mismo.

De asumir este mundo se deduce el absurdo.

-VIII-
Siendo mi novia se casó con él.
Se me erizó la piel.
Cruzaba un túnel y otro
navegando esa ruta
en la que comprendí que era una puta.

-IX-
Corte embutida en una musculosa
     que ni me cupo a mí
     que le quedaba larga
formuló lapidaria la Zarigüeya ayer
     con timbre de acordeón:
¿Vos sos feliz? y el alma se me vino a los pieses,
     campo gravitatorio,
     No soy feliz ¿y vos?
La otrora seca vista se iba haciendo llorosa,
se escapaban las gotas como gotas de pis.

Ya sé, no me digás, tenés razón.
Antes de que retruques El alma no sé qué es,
permítaseme un mimo violento propinarte.
¿Sin saber qué es el alma sabés lo que es el tiempo?

Qué manga de abstracciones ridículas tragamos;
aunque otras, que negamos, no son menos ridículas.
Como si algo más fuera que una entelequia ser,
o alguien posta supiese qué demoño es el arte.

-X-
Las lenguas, claro, cambian de continuo,
tan ásperos me lijan tus besos la garganta.
Un aparador largo, los muebles del vestíbulo,
se espejan en la tele como siempre apagada.

Ya no se te verá
tirar de la cadena nacional.
Si me dejáreis de garpe,
Dios y la Patria os lo demanden.
Escucho todavía ese disparo
(es una forma de decir).
¿No sentís vos también acá el acúfeno?
¿Ves el hocico convertido en cosa?
¿Cómo es que un pisotón
arruina el delicado mecanismo
de una araña,
transformándola en cosa?

"Te bastaba", emitió profusa,
"con toquetear apenas esos bits
para que del ventrículo
emergieran despacio, fluyendo
los huevos de culebra".

Se equivocaba el nene
conjugando los tiempos.
Aparecen las sombras,
que lo acechan,
y el pendejo gritó.

Boleto subsidiado por el estado nacional.