25-26

xxvi


El Íctamo, pescado mitológico
que mide lo que miden los pescados,
dicen que habita el muy maleducado
en peceras, acuarios y zoológicos.

Consta su físico teratológico
de: treinta dientes de ajo machacado,
colas de cigarrillos apagados,
dos ojos de huracanes antológicos,

la boca de tormenta de verano,
y la pata de cama de un anciano.
Si llegás a cruzártelo te mata:

venga la muerte del atún en lata.
¡Ay de quien viendo al Íctamo nadar
salga a estrenar su caña de pescar!


xxv


Respiración cansina, duerme el toro,
soñará un horizonte y una pampa,
la llanura y una luna de plata,
un cielo limpio atrás, sereno y bóvido.

Tiembla en el aire su mugido roto,
su omóplato va dando campanadas,
la tarde se le enreda entre las patas,
saben de un duelo líquido sus ojos.

Los días transcurrieron como cartas
incineradas por el sol temprano.
En la monótona extensión del campo

miro pasar la siesta de las vacas:
simples cúmulos en la lejanía,
curso vívido de aguas cristalinas.


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