13-14

xiv


Eclipse, vaticinio de las diáfanas
luces tras un atardecer de púrpura,
ave crepuscular que trina súplicas
áridas como pampas y palabras,

hielo de estas inhóspitas sabanas
con precesión isócrona de lunas,
tapón del cielo, exactitud del búmerang,
inexorable augurio de los mayas.

Si descorrés la luna, atrás no hay nada.
Es todo una ficción elaborada:
el sol existe pero está invisible.

Quizá no existe aquello que se ignora.
Rompé el reloj y borrarás las horas:
el tiempo es una fábula intangible.


xiii


Navego el correntoso Pepirí,
también Inti navega hacia el ocaso.
Quizá este paso no preceda a un paso,
quizá me suelte la corriente ahí

y vuelva al agua de la que salí.
Remaré hasta que no me den los brazos,
hasta que el corazón hecho pedazos
renuncie a su aletear de colibrí.

Río, devuélveme a la tierra vieja,
como a un náufrago arreado por el viento,
para así recostar mi exhausto aliento

y apoyar en su páramo la oreja.
En la paz esencial que hay en los sauces
fluirá la vida y seguirá su cauce.


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