Yo le creo a los diarios, más que nada,
porque nos dan información real:
si esta tarde habrá sol o temporal
y nos va a sopapear la sudestada.
Le creo a las secciones manoseadas
con fotos de los goles del mundial,
y a la sección sangrienta policial
de la piba rehén acribillada.
Leés un diario y el país explota,
leés el otro y el país prospera,
y nunca sabés bien cuál es la fuente
de que escorpio precisa una mascota,
pero vos relajate que es de veras,
no es que te quieran manejar la mente.
Si no me confesás, ninfa conchuda,
cómo libar el néctar de tu hiedra,
tu vigilar va a convertirme en piedra,
desnuda virgen que el amar desnuda.
Y va a acuciarme una insondable duda
cuando enredés el lino entre tus piernas
y garras blanda el minotauro eternas,
muda culebra que el pellejo muda.
Clara agua en el remanso de tu luna,
negra extensión abierta de los cielos,
ciudad que el subte acuna y acuchilla:
callan aciagas, sílfide, las runas,
y el lucero se esconde en el riachuelo,
y vos al otro lado de la orilla.
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