Poesía clase B

–1–
Invasión extraterrestre en acá

Vivir en el suburbio era sencillo:
mi desayuno era un café y amarte,
morder tu boca, el autobús, besarte,
pitar entre los dos un cigarrillo.

De aquel momento a la presente parte
refulgen con fulgores amarillos
los lásers de platillos voladores
recién llegados del planeta Marte.

Ya invadieron la Tierra los marcianos.
Llueven rayos de todos los colores
como bramantes fuegos de artificio.

Me reservo los últimos habanos:
si me abducen, veré si mis captores
son vulnerables a este mismo vicio.

"Terrícolas" resuena en los parlantes
(salgo a mirar qué pasa en la ventana)
la voz que aunque, está claro, no es humana,
andá a saber por qué es hispanohablante.

Nadie le dio pelota al capataz,
todo el mundo cambiaba de canal.
Y esa vez la invasión salió de mal
que la nave espacial se fue nomás.

La vida siguió siendo tal como era.
Pero en el pueblo corren los murmullos
de que regresan esta primavera.

¡Ojalá esta vez fuera la primera!
Cuando el amor nacía entre los yuyos
y se unían mis genes con los tuyos...


–2–
Pibe muerto

El niño Jovellanos
descubre las estrellas.
¿Adónde van los campos,
las yeguas?

El niño Jovellanos
y el tiempo.
¿Cómo guardan las manos
recuerdos?

El niño Jovellanos
y el río.
¿Quién le enseña a los sícalos
cantos?

El niño Jovellanos
reposa entre los mirtos.
¿Qué será de su cuerpo
vacío?


–3–
Diálogo de guachos

La guacha en su rellano
dice: "la sábana en carmín teñida"
y el guacho en su sillín le dice entonces:
"ceñirse delicada a tu escarpín".

La guacha en su rellano
dice: "el guacho
en su sillín",
y el guacho dice entonces:
"tipitín".

La guacha en la escalera va cantando:
"el guacho va cantando en el balcón".
Y el guacho va cantando:
"tipitón".


–4–
El viejo o la vieja

Este frágil envase se consume,
de mi sien brotan pálidas las canas;
paso mis acromáticas semanas
a la espera del día que me inhumen.

El corazón me invade la desgana
que es un letal e insípido perfume,
y mi esternón comprime su volumen,
y el devenir es una cosa vana.

No habré de recobrar una fragancia
que en el tiempo inasible de la infancia
yace, junto a mi madre, sepultada.

Miro con las pupilas muy abiertas
la hueca oscuridad, la misma nada,
y la mañana es una cosa incierta.


–5–
Habla un imbécil

Hoy ante vos suplican las quimeras:
¡piedad!, que abrás los brazos. Ya los dientes
de la feroz serpiente se hacen dóciles
deviene el sauro en, nuevamente, fósiles.
Hoy te ilumina un aura la cabeza
y, santo proverbial, salvás princesas,
erradicás malignos arzobispos
aliados de Satán. Hoy tus poderes
superan en un todo a Supermán.
Tu túnica relumbra incomparable,
blandís el sable con grandeza única.
Pasás, hijo, hoy de ser una persona
a cargar para siempre esta corona.


–6–
Poesía clase A

Van a acabar las cábalas, las ramas,
las alabardas más acanaladas;
van a cantar palabras mal cantadas,
a alabar a mamá, a papá, a las damas.

Van a apagar las ráfagas las llamas,
van a acatar las cartas magnas; nada
hará callar las armas ya calladas,
hará las pampas más acampanadas.

Manadas falsas labrarán garrafas,
alpacas castas, yararás, arañas,
hasta plantar acá jacarandás.

Mas jamás dañarás las blancas gafas,
jamás malgastarás asaz champaña,
jamás las malas almas salvarás.

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