Lo sé, vas cabizbajo, y es que el pretal te aprieta,
es que un dolor te inquieta de la una a la otra vértebra,
que el rabo entre las patas te pincha al inspirar.
La voz atroz, secreta, repica en tus orejas
no cesa ni se acalla tomando un mejoral.
Tu jenga insostenible de cartas españolas
lo soplan el pampero y el fiero temporal
que amaga con dejarte y en otra terminal.
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