Penta Tlön

NoVia-jes

Crónica de mis fugaces novias en el ferrocarril

A. La chiruza

A la chiruza la conocí en la estación Tegucigolpe del ferrocarril línea Particular San José de Kusturica. Me di cuenta de que me estaba chamu{y,ll}ando cuando pasaron unos pibes de diecisiete años y dos meses y nos gritaron algo. Es probable que creyeran que yo me la estaba chamullando a eya.

Un viejo me preguntó a qué hora salía el próximo tren y yo le dije Ni idea. Eso fue lo más memorable de la jornada. La chiruza le dijo Creo que pasa en cinco. Me irrita la gente que no especifica las unidades. En el contexto quedó claro que se trataba de cinco meses.

Entonces llegó el tren. Ahí está, dale, subite. Pero era el tren de los exitosos. No, yo no me puedo tomar ese, no soy exitoso, soy un loser, solamente quiero irme a mi casa.

La ayudé a subir, y así la perdí para siempre.

B. La chihuahua

Entonces me quedé solo en la estación polvorienta, con relojes al estilo inglés, pero trenes que, respecto de la diarreica puntualidad londinense, se encontraban en un estado de severo estreñimiento. O quizás eso me hacía pensar mi visión latinoamericana europeísta. Debe ser eso.

Entonces la vi. Era una dama refinada de boquilla y monóculo que no poco después hizo con la garganta un ruido de motor y bujías y expectoró una flema en el andén. Me dijo que era mexicana, y se hacía llamar La Chihuahua, y si bien era cierto que sus bigotes parecían de mariachi, su elocuencia y su acento la configuraban más próxima a un hincha del deportivo Laferrere.

Entonces, si mal no recuerdo, me invitó a tomar el té, o un moscato, o una compañía telefónica moscatel, o algo así, no me acuerdo. Le iba a decir que aceptaba con gusto no pica, pero entonces llegó el tren de los perdedores. ¡Ese es el mío!, ¿venís? No, yo vivo acá. ¿En la estación? Yo me tengo que ir para mi casa. Ah, ta bien, nos vemos. Chau, suerte.

Y así la perdí para siempre.

C. La chupacirios

Cuando subí al tren, advertí la presencia de una fémina tan bella como ojos mortales no han visto jamás. Era hermosa como la luna en los días de luna llena. Sin embargo, al arrancar aquel, pasamos frente a la catedral de Nuestra Señora Oronda de la Extrema Virulencia, y la minushia en cuestión se persignó, hecho tras el cual su rostro devino (aunque no literalmente) en una llaga purulenta y hedionda. Deduje que debía ser hueca como la luna en los días de luna nueva. Me alejé a trancos.

Y así la perdí para siempre, aunque otro día la volví a ver y ni le hablé.

D. La chica de las mandíbulas

Después en el tren conocí a una chica que tenía las mandíbulas grandotas, como inflamadas, pero fuera de eso parecía relativamente normal. Como para romper el hielo, le pregunté qué clase de tumor tenía, si era contagioso, y también si se vestía así por trabajo o sólo porque le gustaba la onda trola barata.

Pronto nos hicimos grandes amigos. Eso fue alrededor de la segunda estación. Después ella me dijo que me acompañaría hasta el final, Patria o Muerte. Igual, en la siguiente se bajó para hacer combinación Plaza Italia.

Y así la perdí para siempre.




Segmentation fault

A mis infaltables compañeros, los bugs.


.I.

A los que homenajean este dicho:
«quien sin ser despedido se las toma,
vuelve sin que lo llamen»
, el diploma
transcribo. [Certifico que los bichos

-los bugs- han demostrado, hacia mí, afecto.
Infaltables, las veces que programo,
vienen a hacerme fiestas, como al amo
el perro, estos *ejémplicos insectos.]

¿Quién, visitado acaso por La Yeta,
no ha descuidado que esto no es de broma
y ha cargado en el medio de la jeta

culposas marcas por la mala praxis
de postergar un nimio punto y coma,
error tan humillante de sintaxis?

.II.

Yo, aunque no es voluntario, el alimento
les proveo: excepciones no catcheadas,
autovariables no inicializadas,
violaciones feroces de segmento.

Errores que una y otra vez repito:
unification'd give infinite type,
dangling pointers, el hosco broken pipe.
Mi repertorio es casi que infinito.

Lo más loäble de los bichos estos,
contra los que no pocos libran guerras,
es su temple imparcial, siempre oportuno,

que hasta al más fanfarrón hace modesto
y le pone los pies sobre la tierra,
porque el equivocado siempre es uno.



Título

Adverbio de tiempo, verba cardinales frases nominales, ¡oh, vocativo reverencial!, verbé a la palabra de mi pronombre posesivo Sustantivo Propio, porque ¡interjección! epítetos sujetos nos predicaban. Conjunción adversativa, Sustantivo Propio no me verbaba.

Adverbio, adjetivamente verbé la frase nominal y me palabré por lo que subordinaba: ¡tópico estaba participiado, verbado en el calificativo, tenía un foco verbado en una parte del nombre! Adjetivamente modificado por déicticos palabérrimos hechos verbidos, tomé la sustantiva nexo, prefijándoenclítica, la verbé adverbio. Y nunca más palabró.




for (n = 2; n <= 10; ++n) n-álogo;

(loop for i from diálogo to decálogo)

-Che, me voy a almorzar, ¿venís?
-No tengo hambre, me acabo de comer un garrón.


[[to be]]en \ [[ser]]es

Ya estoy.
  ¿Estás ahí?
    Acá estoy.
      ¿Cómo estás?
Estoy enfermo.
  Estoy pensando.
    Yo estoy bien.
      ¿Estás en tu casa?
Estoy sin luz.
  ¿Qué estás mirando?
    Estás flaco.
      Está de luto.
Estoy en lo de un amigo.
  Así está bien.
    Estoy hasta el moño.
      ¿Estás en la facu?
Qué linda estás.
  Estoy contento.
    Estás loca.
      Está para matarla.
Estoy llegando.
  No estoy muy lúcido.
    ¿Estabas comiendo?
      Estoy entregado.
Me estoy haciendo pis.
  Ya está.
    ¿Dónde estás?
      Está lindo afuera.
Estoy arriba.
  Estás barbudo.
    Estoy por salir.
      ¿Estás durmiendo?
Está rico.
  Estoy enamorado.
    ¿Estás enojado?
      Está buenísimo.
Estoy en pijama.
  No estás bien hoy.
    Estoy hecho un asco.
      Estoy de novia.
Está con fiebre.
  Estoy en el horno.
    Estoy menstruando.
      Está lindo el libro.
Bueno, ya está bien así.
  ¿Qué estabas haciendo?
    Estoy en bolas.
      Estoy en Norteamérica.
Estoy bien.
  Estás en pedo.
    Me estoy bañando.
      El que está de rojo.
Estoy en el baño.
  Estoy hasta las manos.
    ¿Está todo bien?
      Estoy hablando por teléfono.
Me estoy cagando de frío.
  ¿Estás solo?
    Estoy yendo.
      ¿Estás?
Estoy.

4 comentarios:

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

lA CHIRUZA...Contracción "chirola usa"? No tiene un mngo o es una muñeca sin voz propia... Como fuera no valía dos mangos.
cHIHUAHUA...era una perra. Mejor.
cHUPACIRIOS...¿Y si se persignó porque te vió un poco lento y no te quiso dejar en evidencia? Una genio que se la da de estúpida por lástima vale la pena para los pasajeros del tren de los perdedores.
Y la otra, mandibuluda, qué se vaya a la mierda.

Jenofonte Perez dijo...

me gusto su nueva producción. ¿Los chichuahas ya habían nacido en esa época?
y no, no me gustan como a ti.

salud

guagüita dijo...

muy bueno.. muy interesante la secuencia de tiempo y espacios

Anónimo dijo...

Aunque soy vegetariano admito que de tanto en tanto también me como algún garrón.