Cosas que jamás publicaría por autocensura, ni siquiera atajándome con un título como este

– 0. Limerick –

Un pibe judío del Once
nació con la pija de bronce.
   Y usaba el prepucio
   de anillo el muy sucio
del pibe judío del Once.


– 1. Anti-haiku conurbanensis –

Lo Sinso al mango
con mi vieja en Hurlingham.
Hora del mate.

Tamo' comprando:
colchone', lavarropa',
cocina' vieja'.

Colgar la ropa,
sol de la tardecita,
regar el malvón.

Sobre una cómoda
la foto de mi hermana
cuando era chica.

Recordar tiempos
cuando estaba mi viejo
en las reuniones.

Pensar que un día
la casa va a estar sola
y yo también.

Se hace de noche,
Zen de esperar el bondi
que hay que laburar.


– 2. Limerick –

En el barrio de la Recoleta
vivía una Mili ultra cheta:
   cuando usaba el bidet
   con un gouache de Monet
se secaba Pilar la cajeta.


– 3. Anti-anti-haiku –

Merma del agua:
camino que se pierde
en la montaña.


– 4. Anti-haiku –

Sería hora
de zanjar la discordia
sobre este punto.

Hay dos sistemas
que establecen la métrica
de cada verso.

En un sistema
hay que contar las sílabas
y sólo eso,

igual que cuando
contábamos las sílabas
en la primaria.

Este sistema,
llamémoslo "de oriente",
pinta apropiado

si se pretende
determinar la métrica
para los haikus,

porque los versos
en lengua japonesa
están regidos

no por el dogma
de la acentuación tónica
sino por moras.

Otro sistema,
digamos "de occidente",
se ajusta en cambio

a la poesía
de las lenguas romances,
como la nuestra,

donde la métrica
queda determinada
por la alternancia

entre las sílabas
de cantidades largas
contra las breves

(que en castellano
son las sílabas tónicas
contra las átonas).

Es el sistema
del hexámetro yámbico
y esa wea.

La regla es fácil:
cuando un verso termina
en una aguda

se suma uno
al conteo de sílabas
de dicho verso.

En cambio cuando
algún verso termina
en una esdrújula

se resta uno
al conteo de sílabas
de dicho verso.

Los dos sistemas
tienen sus pros y contras
y están re piolas.

Así que dejen
de cuestionar la métrica
y escriban haikus.


– 5. Anti-anti-anti-haiku –

Perro ladrando:
aviso de que llega
este silencio.


– 6. Anti-haiku mitológico-pornográfico –

Si navegamos
el Helesponto agarro,
Zeus, y te monto,

y en el descenso
al Averno, con Hades
te hago los cuernos.

Dicen que a Anubis
le gusta entre las momias
succionar bubis

y en Galilea
Jesús el Nazareno
te manosea.

Templo de Vesta,
venite, con Eneas
sale alta fiesta

y Prometeo
de tus ardientes labios
chorea el fuego.

Por dos denarios
Febo te cuela dedos
hasta el ovario

y por un dracma
Artemisa te coge
sin el diafragma.

Medusa viene,
la miro, y al volverse
de piedra el pene,

la Hidra de Lerna
destina sus mil bocas
a mi entrepierna.


– 7. Anti-haiku cursi –

Enamorarse
es mirar de qué color
te vestiste hoy,

es la esperanza
de encontrarte por azar
en cualquier parte,

la embriaguez tibia
en el pecho pensando
que nos gustamos

y la congoja
de que pasará un día
sin darte un beso.

Amar en cambio
es regar una planta
por muchos años,

trazar el mapa
de tus imperfecciones
y de las mías,

es la mirada
que evoca sin palabras
un chiste antiguo

y la certeza,
faro en el horizonte,
de tu presencia.


– 8. Anti-haiku bucólico –

En la espesura
elemental del bosque
me cogí a un elfo.

Le metí mano,
se la di por el assa.
Gemía en quenya.

Monté en las alas
quitinosas de un regio
dragón morocho:

los volantazos
me dejaron los huevos
en carne viva.

Tomando el subte
cuatrocientos enanos
portan sus hachas,

cuentan historias,
beben, ríen, se clavan
altas milangas.

La luna alumbra
colándose entre abetos
a un hada frágil

haciendo caca.
Qué te comiste un muerto,
hija de puta.

Hace mil años
forjaron un anillo
engualichado

que ha corrompido
y ha dado vida eterna
a Mirtha Legrand.


– 9. Escritura constreñida al cuadrado –

Emerge el semen.
Temés que te penetren.
Leche que excede

el flete de Ser.
Te estremece que el pene
engendre bebés.

Temés el deber
de ser, de tener nenes,
de pertenecer.


– 10. Anti-haiku olvidable –

Nada hay de cierto,
ni tampoco de falso,
en este haiku.

La poesía
no debe confundirse
con periodismo,

con una crónica,
con una enciclopedia
o un diario íntimo.

Estos tres versos
no describen un hecho
que haya ocurrido:

el hecho mismo
de formular los versos
es lo que ocurre.

Estos tres versos
no expresan opiniones
que alguien sostenga.

Descripción pura,
cadenas de palabras
y al fin silencio.


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