Versaico

Coprosaico


Creación ex nihilo de la galaxia:
me di la vuelta y de repente el día
nos convertía en ídolos de barro.

Poesía estéril de las rimas blancas,
es decir que no rima.
Poesía estéril de los versos libres,
es decir que no métrica.

Connotación de rimas negras
y versos prisioneros.

-

Manchan el conurbano rascacielos,
huellas descomunales de gigantes,
amplios cadáveres de dinosaurios,
el polen de coníferas prehistóricas.

Dicto la profecía del acierto:
las palabras del jardín del mañana.

-

Si un capitán oscuro,
edificio de tu crucifixión,
como un emblema de tu capa,
fresca llovizna torrencial,
es enigma de un signo
trabajado en palabras
o lágrimas de piedra,

si olor de mundos nuevos
salpicados de mierda
y hundiéndose en la carne
de algunos de nosotros,

si, perfume de aquello que alguna vez has sido,
la "i" que pongo bajo de tus puntos,
el siglo de Oro que fue de los Incas,

ya no te escribo nada,
ya se detienen las memorias,
ya el toro al toro y el Hécate al Hécate.

-

La Luna se nos paraba en el piso:
¿te acordás de cuando éramos chicos?
y el Neptuno en el agua
sembrada de tu esperma.
¿Dónde irán a parar cuando te enfermes
los libros que dijiste, fingiste poseer?

La construcción de los posibles
y la anunciación de tu estrella
son certezas solo para el suicida.

-

Alcé la cara y se moría,
martín pescador de embeleso,
narcotraficante del sueño,
como la estrella inseminada,
y vi mutilado lo eterno,
lo repetido repitiéndose.

¡Mi alma es niña!
¡Mis pechos son de niña!
¡Mi alma es de hombre!
¡Mis manos las de un hombre!

Este fogueo de desvelos
y cimbronazo de las balsas,
ángeles luengos de alas luengas
y calaveras demacradas
por la confesión de una farsa.

-

Declinábamos respetuosos
el entrecerrar de las puertas
con exactitud de tijeras
como flatulencias horrísonas.

Me abracé a tus ojos azules
con la desnudez de mi cuerpo
muerto del fuego que ascendió de adentro
como una lengua desde el vientre
y era un calor inverosímil
el que delineaba la tarde.

Tomé el vaso frío en la mano
y una gota se condensaba
por su superficie empañada.

Rechazábamos el futuro
con la convicción de los pájaros.

-

Era una mariposa que dormía,
rosa dormida clara y briosa,
y no había en sus alas otra cosa
que lo volátil de los días.

Puta guardándose una esquina
como se guardan los recuerdos
de la niñez en el hospicio.

Verso escondido entre la prosa,
fragancia de ásperos helechos.

Dolor que inclina el pecho
a la pesadumbre gris del insomnio.

Orden de los escaques
roto por interminables vigilias.

-

Traigo un racimo de soles
para entregártelo a vos.
Aquella vez que sollocé en secreto
y urdimos los canastos
como se urden los huesos.

El olor a mañana
se abrió como unos párpados
e hizo en el aire tenue
de transparencia límpida
su nido de gorrión.

Hay cada vergüenza oscura
que se te aflojan las patas
y arrugados de gélidos
los dedos que tremulan.

Habitación de ningún sable
que ilumina tu aullido y lo relumbra.

-

Dos vidas: la de madre y la de padre
se conjugaban en tu rostro.
La mitad de la cara iluminada,
sombra en la luz y luz en la penumbra.

Hay sitios para estar vivo
y hay sitios de estar muerto:
lápidas, urnas, nichos,
bóvedas, tumbas, féretros,
epitafios, sepulcros,
ataúdes, sarcófagos,
altares, sepulturas,
cementerios, panteones,
catacumbas y criptas,
fosas y mausoleos.

-

Extraño es que al llegar abrás la puerta
y estés en casa con tu sweater de oso;
y si llegás y te ponés mimoso
y abrís pelotudeces bien abiertas
como una Dulcinea del Toboso,

seré el ángel que tanto te despierta,
la fiel continuación de aquel sollozo,
seré la destrucción de los destrozos:
será como si ya estuvieras muerta.

Angelito de las calamidades
no vengás a escupirme más verdades
que de verdades ya me tenés harto.

Si algo nace de este parto sangriento
serán los vientos que da a luz el orto,
y el feto muerto que se llama aborto.

Velo de altas estrellas, constelando.


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