Corazón óseo aquél anquilosado
que late al no latir, del tiempo gusta,
y disgusta a la vez porque le teme;
pasa revista al arlequín falible,
colorido, estocástico, pasado,
que al final, el final desbarajusta
con su soplido gélido y terrible.
Esta emoción de piedra que se agita,
como estatua que no se queda quieta,
busto de Evita más que calentona,
más archiconocida que cabrona,
y mostrándo(inhumana)te la jeta
más que dotada de ternura, infatua,
de tu cajón la unicidad pregona.
Didáctica, específica, sintáctica,
tiesa más que poblada de dulzura,
muerta como still life naturaleza,
llena de incertidumbres y deseos
y de desasosiegos implacables
ahogados burbujeando bajo el agua,
aplacados con mármol coagulado,
yeso caliente que tu vida fragua.
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