Para respirar

Viste en ruinas la casa de tu infancia
y el pálido reflejo de otros tiempos
devolvió el tronco del naranjo seco
como el sabor de unas naranjas ácidas.

Si el pasado es real, aquellas rejas
un día no estuvieron oxidadas,
no fueron amarillas estas páginas
y se albergaron en tus brazos fuerzas.

Si, al contrario, el pasado es ilusorio
y el esplendor de antaño es el fantasma
de algo que nunca sucedió realmente,

en las rejas no hay nada más que el óxido,
nada más que amarillo hay en las páginas,
en tus brazos no hay nada más que muerte.