De la grey más hermosa ansiamos cría,
que así jamás ha de morir la Rosa,
y en cuanto el tiempo al más maduro extinga
han de heredar sus brotes su memoria.
Y vos, prendado de tu luz radiante,
nutrís tu llama con tu propio ser,
sembrando el hambre donde la abundancia,
vos tu rival, y ante vos mismo cruel.
Hoy que del mundo sos la fresca fuente
y único heraldo del primor vernal,
bajo tu seno sepultás tu germen,
y es, muchacho, un derroche tu acopiar.
Apiadate del mundo, o sé el glotón
que trague su deber: tu tumba y vos.
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