Miedos en número de nueve

- I -

Gusano que brotó y se va archivando;
capullo en tu interior
gesta esta oruga
que te carcome el pecho en bruta angustia
de advertirlo por fin: se va el verano.

Se va el verano irremediablemente.

Ya hay que volver al sinsentido
de amaneceres y de fustas/látigos,
y de bramidos disconformes.

Alguna vez pisaste, en la negrura
de la escalera, un escalón en falso.
No acudió a tu jardín la primavera
a quien, queriendo asir, no quiso abrazos.

Iba el verano lentamente yéndose
como el escaso fuego de una vela
que se apaga dejándote sin lumbre,
dejándote una estela de grisáceos
cumulonimbos.

Callan las cigarras:
hoy decidieron desistir su ruido.
Hoy, también, el saber que ya en tu vida
hay uno menos entre los estíos.


- II -

Las noches más oscuras sin estrellas
temen soñar tu pesadilla;
tu pesadilla aquella
en que roban las puertas de tu casa.
En la que aquel horror del universo
la mente invade,
el cuerpo despedaza.

Aquella pesadilla en que otras almas
de asimétricas fauces, jetas bestias,
esas que si las vieras en la calle
te cruzás de vereda
por miedo a que te afanen,
se cuelen por la puerta de tu pieza.

Hay caras que te espantan
haciéndote pensar que van armadas.
Que gimen una lengua
que es la misma que hablás, y no es la misma.

Como mano saliendo de una tumba,
como el pasto que aflora entre baldosas,
como el sol que se cuela por rendijas,
penetrarán tu casa. Como el agua
dormirán en tu cama,
violarán a tus hijas.


- III -

Es incómodo hablar con un anciano
y no saber qué responder
a la simpleza de sus labios.

El viejo es habitante
de este presente irrefutable y límpido:
el del puré de papas,
las flores en macetas y la ropa tendida,
el desagüe que va a dar a la zanja,
el mate con pedazos de naranja.

En cambio tu universo
linda con la cordura pero apenas.
Fantasioso, y eufórico, y barroco.
Poblado de conceptos inefables,
De palabras, de historias y de pánicos
con que nos vuelven los mass media
cada instante más locos.


- IV -

La sensación culposa
de mirarlo a tu jefe,
o a las viejas con botas,
o a los parientes que triunfaron:
toda la multitud que, inquisitiva,
te escruta tus desnudas desnudeces.
Mientras que de tu vida,
la puta, ¿vos qué hiciste?
¿En qué carajo malgastaste el tiempo?


- V -

Aquella mariposa
¿será la misma que vi ayer?
También acaso ella
quiera saber si soy el mismo.


- VI -

Te despojaron de la sociedad.
Perdiste tus trabajos para siempre.
¿Cómo conseguir otro?

Lentamente
vas perdiendo las sábanas, la casa,
los amigos y todo.

Siempre de fondo está ese miedo
de irte al suelo, de no poder pararte.

Si hasta Magoya te dejó de garpe.

Saber que te quedás es algo incierto.
Si en un momento random
te dejan de querer hasta los perros.


- VII -

Te despojaron del sistema.
Ya no te queda plata para el médico.
Soñás que se te caen
todos los dientes.

¿Que qué tiene de malo?
El riesgo de quedarse sin molares
quiebra aquella ilusoria fantasía
de que hay algo perenne en nuestras vidas.

El mundo en que vivís se va a ir aguando
como gota de tinta
salpicada en un vaso.


- VIII -

Vuelco en el corazón que abrupQue la Ana
murió en un accidente.

Que perdiste el bebé.

¿No te acordás de mí?
Que aquel asunto
deformó para siempre tu cerebro.
Sos una mala suerte
de monstruoso reflejo de quien fuiste.


- IX -

Señalo esta ansiedad
ante un corte de luz:
el desamparo,
la desprotección.

Como si una bombita de sesenta watts
pudiera hacerle frente
a otra cosa que tus propios fantasmas.

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