Cabbage

Caracola de mí: sentí, querida,
tu molusca blandura con el tarso.

De bruscamente, de la prisa preso,
cada pestaña limpiaparabrisas,
ha lleno de vacío tu desmadre.

Tremulando de angustia hasta mis piernas,
me consterna este miedo de saberlas:
mustias, mierdas, inútiles, ni eternas.
Me taladra y recuerda: no me quedo.

Te confieso, no miento, un equinoccio
que en mi hemisferio en marzo se produce
es quien conduce a tal regurgitarte
contra el cemento duro de los patios.

Cabalgo en el delirio, el de perderte.
Verte, y muerta en tu nido ya baboso,
tu sonido gastrópodo y moroso,
tuprefacto y rompido corazón
marrón y helicoidal. Y para siempre
caracol aplastado,
tu refugio mojado
del alero sombrío
se ha quedado sintigo.

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