La Divina Comida


Canto primero (fragmento inconcluso)

En medio del camino de la vida
me sorprendió un marcado sobrepeso
por moderarme poco en las comidas.

Así por comilón deviene obeso
-en una bolsa flácida de grasa-
quien fuera antaño sólo piel y hueso.

Advertí una mañana la amenaza
cuando rasgué, al vestirme, toda ropa
y me atoré en la puerta de mi casa.

Quizá todo empezó en alguna copa,
o en la terca insistencia de mamá:
por qué no terminás, nene, la sopa;

lo cierto es que de entonces para acá,
nunca me limité, lo reconozco,
ni nunca me dijeron che, pará.

Y este rollo rollizo, fofo y tosco
atestigua, abultándome la panza,
aquella vez que fui de quiosco en quiosco

sin reparar jamás en la balanza,
bajándome docenas de alfajores
cual gotera que llueve y no se cansa.

[...]

1 comentario:

Dante Bertini dijo...

es algo antiguo y no tiene comentario
no se siquiera si te enterarás de que lo he leído
tampoco de cuánto me divirtió